por Alejandro Adorno.
Sencillo en el lenguaje de las manos, modelo en el barro de este eco de voces,
las últimas, digo, las últimas desdichas de la caricia perdida y sin consuelo.Resisto el intento, mas fuerte que mi alma, y hundo las manos en la espesa masa de mis sueños,
claro, así decubro...
Depierto las sombras en las formas inutiles y marco las huellas,
no preciso luz habiendo estrellas.
Perfecto! dirías..
Desecho el olvido, repujo en su morfología, toda la ciencia aplastada de las creencias.
Comprimo mi cuerpo y dejo que fluya la oculta distancia,
me acerco despacio tratando de evitar el temblor y tiemblo sin tiempo...
Pregono en la arcilla algún nombre, que no me sepa, el tuyo me lo guardo, mío.
De propiedad absoluta
De escultor itinerante...
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