por Dolores García.
La vista perdida de los mendigos sin
horizonte.
La calle angosta al final de la calle.
La visión terrenal de un viejo funcionario
ñoqui.
La dentadura postiza del mismo
funcionario.
El vendaval, terrible vendaval, que se ve
desde la azotea.
La cavidad a la que no le dan cabida.
El siniestro espéculo que no se deja mirar.
La sirvienta que atesora sus últimos
centavos.
Y esta agonía que ya ni puede pedir
limosnas…
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