El viernes 25 de Junio viajé a Rosario por asuntos personales. En una esquina, cerca de la facultad de Humanidades, unos jóvenes me dieron un volante en conmemoración de los ocho años de la "Masacre de Avellaneda". El volante de color rosado fuerte y letras negras traía una poesía dedicada a los hombres asesinados en aquella negra jornada, Maximiliano Kosteki y Darío Santillán. Dos cosas me emocionaron: una, la de recordar a los camaradas muertos con poesía; otra, el conmovedor anonimato del autor.
En honor a estas dos infrecuentes emociones épicas, le pedí a el ojo partido autorización para reproducir el poema de autor desconocido en el blog.
...y Kosteki y Santillán
se murieron en Vietnam,
ya no están,
ya no están.
matar se mata matando
con desprecio o con pasión.
unos matan en las sombras,
otros para la televisión.
... y hubieron muertos
como hubieron vivos.
el cadáver,
el asesino.
matar se mata matando,
no importa después el castigo.
¿qué cambia si el asesino
es absuelto o condenado?
si Kosteki y Santillán
se murieron en Vietnam,
ya no están,
ya no están.
autor anónimo
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