Colores

Colores
Molina Campos

O Mostrengo

OLGA OROZCO:

"Para nadie la culpa ni para mí el castigo."

(Himno de alabanza.)

miércoles, 11 de mayo de 2011

FESTIVAL INTERNACIONAL



Dirección de Cultura de la Municipalidad de Venado Tuerto

Mónica Muñoz – Coordinadora

INVITAN a Uds. a sumarse al

V Festival Internacional de Poesía

Palabra en el Mundo,



Vorto en la mondo, Palavra no mundo, Parola nel Mondo,

Worte in der Welt, Rimayninchi llapan llaqtapi, Paràula in su Mundu, Cuvânt în Lume, Parole dans le Monde, Ordet i verden, Word in the world, Palabra no mundo, Ñe’ê arapýre, Paraula en el Món, Chuyma Aru, Koze nan lemond, Kelma fid-dinja, מילה בעולם (milá baolam), Nagmapu che dungu, Tlajtoli ipan tlaltikpaktli, וורט אין ועלט (Vort in Velt), Dünyada kelime, العا لمفي كلمة



19 al 24 de mayo del  2011

    A las y los poetas que también son personas de palabra, organización y acción;

a las maestras y maestros en la tarea de alumbrar futuros;

a las y los periodistas que no callan verdades;

a las trabajadoras y trabajadores de la cultura, aquellos que hacen florecer los sueños,

a quienes desde la promoción y la creación hacen la diferencia,

a las miles de personas que luchan por la paz y la justicia social.



En el umbral del quinto festival de poesía en todas partes, convocamos desde treinta países, desde más de quinientas ciudades, a ensanchar el mundo en poesía, en esta oportunidad alzando el símbolo de la paz para multiplicar encuentros y buenos sueños, el trabajo concreto desde la cultura de nuestros pueblos, celebrando las hermandades, abriendo espacios de integración, surco y semilla poética. Todo de forma horizontal y plural, amplia participación y libertad de acción.
 
Dijimos que se intentan realizar más lecturas de poesía que bases y centros militares hay en el mundo, lo reafirmamos hoy en la certeza que, con infinita paciencia, se entra en las ciudades de la luz y estas no son sino la expresión palpable de los mejores sueños humanos.

DÉMOSLE UNA OPORTUNIDAD A LA PAZ y en poesía y arte y fotografía y mucho más, comencemos la fiesta de la cultura dedicada a celebrar lo humano en armonía con la naturaleza. Queremos Paz Permanente para dedicar la mejor energía a las soluciones que la vida reclama, para desarrollar las potencialidades de creación y felicidad del género humano.

No son las noticias diarias de corrupciones, crímenes, tragedias, las que hacen el mundo, el mundo somos todos en la suma de nuestras vivencias pequeñas, gestos cotidianos, anónimos, proyectos, empeños y trabajos, vocaciones y encuentros y reencuentros, por más que los medios que forman el coro de los establecidos apetitos de lucro se empeñen en borrar las huellas de nuestro paso. Toda crisis puede ser la oportunidad para un nuevo comienzo, hagamos de la vida no lo que sucede en otra parte sino lo que queremos que sea realidad en nuestro palmo de planeta, démosle a la vida una nueva oportunidad sobre la tierra, ahora y para todos, siempre entre todos.

Una o muchas lecturas de poesía, una o muchas exposiciones de obras de arte, de fotografías, que unidas, serán el V FESTIVAL DE POESÍA: PALABRA EN EL MUNDO, del 19 al 24 de mayo del 2011, en mil puntos del planeta tierra. Qué si son más, estaremos aún más cerca del lugar soñado en la fraternidad de la alegría.

Este llamado lo hace “Proyecto Cultural SUR Internacional”, “Revista Isla Negra” y el “Festival Internacional de Poesía de La Habana”, en cada lugar lo pueden asumir como suyo y trabajar en común acuerdo las más diversas entidades culturales. Lo dejamos en sus manos en la esperanza de que cada uno le agregue corazón, fuerza y razones para que la poesía sea algo más que palabras.


DÉMOSLE UNA OPORTUNIDAD A LA PAZ - haciendo florecer la vida. ¡Qué todos sepan las razones de nuestro canto! ¡Hagamos nuestro el mundo! ¡Seamos actores de nuestro destino!

viernes, 25 de marzo de 2011

POEMAS DE ESTE MARZO, por Mario Zimotti

Capas


1

La nada
estampa
estampidos
furiosos

Magnifico dìa

2

Instar al instante
buceo
En un mar tatuado, inexpugnable
tu hado
distante
Balbuceo.

3

Animales sin imagen
que viven en el grito
Bellos
de la vida bella
en el tintineo.

Confeti de póqueter


orfebre del inconsciente
gota eterna
solo triangulo azul colorido

Delunes


tus delunes

detienen el tiempo
como una flor

lo transforman
lo inventan

abren su telón

Fa


Millón microcohetes
aire-suspiro
Teledirigidos
a tus poros
explotan

En tus manos danzo
Puro ahí

Saliva


Ruta,
perder chasquidos
balbuceo
y final

Gritar
rizarnos en él ¡!

Ruta,
perder chasquidos.

Fin

domingo, 20 de febrero de 2011

Algunos Poemas de Fernando Peirone

De venir

Sin saber morir, muero
En las mañanas
En la distancia
Los días sábados
En cada partido de fútbol
En los poemas de Vallejos
Los lunes
Con todo el tiempo por delante
Desbesado
por el encanto


Dormía


Dormía [mi yo]
Lo dejamos morir un poco más
Que lo despierte otro
El silencio acompañaba

Era una nube gris
vulnerable a la ingravidez de unas manos


El otro


Se pensaron que era otra persona.
Y era otra persona.
Qué más pueden pedir.


Festejo


Todo lo mío se va a terminar
conmigo
mi conciencia
mi emoción
mi divina comedia

Brindemos
nada va a quedar


Mentidoza

 
a mi madre
Que vaya a ver
si vienen los basureros.
Que me fije si la leche se hierve.
Que me cuide de los desconocidos.
Que no acepte regalos de extraños.
Que sueñe con los angelitos.
Que no me ponga al sol antes de las tres.
Que me perfume las partes
y siempre que salga a la calle
lleve ropa interior limpia
porque uno nunca sabe
lo que nos puede pasar.
Que en la navidad no hay que mirar las flores de la higuera.
Que las tormentas que pasan de largo van a Rosario.
Que la tía es una arpía.
Que yo era el más inteligente, el más bello.
Que estudiar a la mañana temprano es mejor para retener.
Que ella había ganado un concurso de rock and roll
con Jumito, un japonés que después me enseñó yudo
y técnicas orientales para ir a favor de lo que nos sucede.
Que a las sandías hay que enfriarlas debajo de la cama y comerlas
después de la siesta.
Que ella siempre iba a estar.

Mamá no está.
Todas estas palabras
menos la débil gramática
que me permite escribir sin madre
se fueron con ella.


Solo


Me quedé solo
no de futuro,
no de presente, que es digno
sólo de verdad


Un millón de balcones


Un millón de balcones tiene Buenos Aires
en ninguno se asoman            tus ojos
a buscar         me
traje el cielo todo
atrás de lo que puedo ver
hay mucho más, no vos
que sin mi mirada
no existís

miércoles, 26 de enero de 2011

BOSQUEJO DE NOVELA

Después de unos días de vacaciones volvemos con un original relato de Narciso del Huerto, cuya sorprendente estructura reproduce un proyecto de novela enviado a un agente literario.

BOSQUEJO DE NOVELA ENVIADO A UN AGENTE LITERARIO.


Por Narciso del Huerto, escritor argentino nacido en General Pico en 1942.

Un hombre (un antropólogo o un sociólogo o un científico, alguien que por su naturaleza sea un tipo inquieto, curioso, inclinado a la investigación. Provisionalmente lo llamaré “PP”) recibe, legado de un pariente lejano, una biblioteca con un importante número de libros. Entre los libros encuentra un manuscrito encuadernado en tapas de cuero con las letras CA grabadas a fuego en el frente. El manuscrito está escrito parte con caracteres comunes y parte con otros irreconocibles, de modo que una palabra comienza con los caracteres comunes de la letra cursiva y termina en otros más sencillos, que consisten en rayas, puntos, círculos y otros símbolos simples. Curiosamente, en las últimas páginas del cuaderno, encuentra una hoja de ceibo que parece estar recién arrancada de la planta. Al cabo comprende que está escrito con el sistema de taquigrafía, lo que atiza aún más su curiosidad y decide pasarlo en limpio. Pronto advierte que el manuscrito es un diario de viajes de Carlos Ameghino, el hermano de Florentino que tanto lo ayudara proporcionándole al sabio material de investigación recogido durante sus exploraciones. El diario comienza en Malargüe, Mendoza, la víspera de una visita a unas cuevas en las que unos indios locales llevaban a cabo sus ceremonias y ritos.

Poco después PP conoce a una mujer joven (M), no más de treinta años, muy hermosa, de largo pelo lacio negro como la noche, piel cobriza y ojos almendrados. Coinciden en un congreso de su especialidad, que se lleva a cabo en Bahía Blanca, y paran en el mismo hotel. PP empieza a cortejarla y, la última noche del congreso, terminan en la cama. Ambos apasionados por los descubrimientos, esa noche él le cuenta que está pasando en limpio el diario de CA. Desnudos en la cama, él le deja leer a ella la parte que ya tiene pasada en su computadora.

(El lector va descubriendo lo que cuenta el diario de Carlos Ameghino, en la medida en que PP va adelantando en su trabajo.)

Según el diario de CA, mientras éste investiga unas pinturas rupestres, se produce un derrumbe y queda atrapado en el interior de la montaña. Golpeado, asustado, sofocado, al borde mismo de la desesperación, CA vaga por el interior de la montaña hasta quedar sin fuerzas. Perdida ya toda esperanza y creyendo su final inminente, CA encuentra una salida milagrosa. Consigue volver a cielo abierto y se desmaya. Al despertar, se encuentra en una pequeña población indígena. No conoce la lengua en la que hablan los lugareños y ellos no parecen entender la de CA. Lo llevan ante alguien que parece ser el cacique, lo tratan bien, pero con distancia, y esa noche duerme en la misma casa en que lo recibió el jefe de la tribu. Su habitación no está cerrada ni hay guardias ni nada le impide salir, pero CA se siente continuamente observado. Nadie ha tocado sus pertenencias, por lo que dispone de papel y lápiz para registrar todo lo que ocurre. Pero nada evita que se sienta secretamente vigilado.

Cuando termina de leer M tiene los ojos llenos de lágrimas. PP lo nota y le pregunta por qué llora. Ella le responde con una evasiva, le dice que se emociona cuando está ante descubrimientos como el que PP tiene entre sus manos.

De regreso a casa, PP continúa con su ardua y lenta labor de traducir el manuscrito. A medida que avanza en su trabajo y el lector se va enterando de las aventuras de CA, a quien llevan a la presencia de un grupo de hombres que lo observa y lo somete a extraños estudios. Estos estudios no le causan daño físico, pero sí le provocan cierta angustia y ansiedad de saberse sometido a exámenes cuyos resultados están más allá de su voluntad. Le permiten andar libremente por la ciudad a la que ha sido trasladado. Es una metrópolis en la que viven una gran cantidad de personas, pero en nada se parece a ciudades como Buenos Aires o París. CA describe la orbe y algunas de las costumbres de sus habitantes, nos habla de sus templos y de sus dioses, refiere su vestimenta y la forma de su comercio. Paulatinamente el lector va advirtiendo que se trata de la capital de un imperio indígena, que cronológicamente se equipara a una ciudad de fines del S. XX y comienzos del XIX. CA se enamora de una mujer a la que le enseña hablar en nuestra lengua. Gracias a ella comprende que el lugar en el que se encuentra es una América a la que Colón no ha llegado. Se produce un hecho aciago y CA tiene que huir. Una especie de hombre sabio, brujo, médico o chamán, lo ayuda a encontrar un paso de regreso a nuestro mundo.

PP recuerda la noche pasada con M en Bahía Blanca y piensa en lo fácil que hubiera sido enamorarse de ella, el cuántos encuentros íntimos hubieran podido tener, en la familia que podrían haber formado, en la casa que hubieran construído, en el colegio que hubieran elegido para sus hijos. Comprende que no tiene un teléfono, una dirección o una casilla de correo electrónico. No tiene manera de dar con ella. Se pregunta por qué no le pidió algún dato que le permitiera dar con ella. Y siente una extraña sensación que se vincula con lo que pudo haber sido y no fue. Como si hubiera un instante en el tiempo en el que todas las posibilidades se hicieran presentes y lo contingente fuera tan posible como lo real, como lo que efectivamente sucede. Desesperado de amor, pone un aviso en el diario. Pocos días después un hombre llama a la puerta de su despacho en la universidad, se presenta como curador de un museo de Mercedes (CMM) y dice estar interesado en adquirir para la institución el manuscrito de CA. Ofrece una considerable suma y PP responde que lo pensará. Esa noche, en la soledad de su hogar, hay algo que inquieta a PP, pronto lo descubre: M es la única que sabía del manuscrito, si CMM vino a comprarlo es porque estuvo con ella.

PP se cruza una y otra vez con CMM, hasta el punto de comenzar a sentir que éste lo está vigilando. Por más que el curador insiste en que no conoce a la mujer y vuelve una y otra vez sobre el tema del manuscrito, PP no se decide ni a creerle ni a venderle el diario de CA.

Un día de lluvia PP recibe un mensaje de M en su celular, que lo cita en un café. Se encuentran en el bar y conversan banalidades. En un momento de la conversación, PP le pregunta si ella le ha contado a alguien de la existencia del manuscrito de CA. M responde que no, lo que aumenta las sopechas de PP en relación a CMM, y le pregunta si ya ha terminado de pasarlo y si es posible ver el manuscrito. PP no ha terminado aún, pero no ve inconveniente en mostrarle el manuscrito a M. Van a la casa de PP y, cuando están por entrar, se les aparece CMM, como surgido de la nada. Resignado, PP les muestra a ambos el manuscrito. Ella, al tocar sus amarillentas hojas de más de cien años vuelve a llorar, sus lágrimas caen sobre las resecas hojas y corren la tinta. CMM toma la hoja de ceibo que se cae de las últimas páginas y que sigue estando como recién arrancada de la planta, saca una pequeña bolsa que lleva colgando de su cuello y la guarda. Hay algunos relámpagos y truenos y la lluvia es cada vez más fuerte. Inesperadamente la mujer, sin dejar de llorar, toma el manuscrito abre la ventana y tira las hojas al patio. Rápidamente el viento se ensaña con el papel amarillento y la lluvia se lleva la tinta y las palabras. En instantes nada queda del manuscrito de CA, como no sea unas tapas de cuero mojadas.

PP, atónito, pregunta por qué han hecho eso. CMM, que ya no lleva traje y corbata sino un raro atuendo de colores, le explica que él es en realidad el chamán que le ayudó a volver a nuestro mundo a CA. Le dice también que en el universo existe lo real y lo contingente, y que las cosas que no llegan a producirse o actualizarse en este mundo, se producen en el orden de lo contingente. CA encontró, por casualidad, un pasaje del mundo actual al mundo contingente. En este mundo contingente, Colón no ha llegado a América y la civilización Inca ha seguido su evolución.

Si PP hubiera terminado de traducir el manuscrito, hubiera advertido que CA se escapa y cruza de regreso con una mujer, que no es otra que la mujer de la que PP está enamorado. CA envejeció y murió porque él pertenecía a este mundo, pero ella no, para ella el tiempo no pasa porque ella no pertenece al mundo de la actualidad. Por eso también, la hoja de ceibo que por casualidad trajo consigo CA está como recién cortada. El brujo la está buscando desde aquella madrugada en que le ayudó a regresar a CA, porque ella debía regresar esa misma noche y, enamorada, no lo hizo. Ahora que ha logrado atraparla, que ha recuperado la hoja de ceibo y que ha destruido el manuscrito, puede regresar a su mundo y cerrar para siempre el paso, porque ya no queda vestigio del mundo contingente en el orden actual. PP creyendo que tiene un as en la manga y que podrá demostrar al mundo su descubrimiento, le dice que aún queda su traducción. Sin inmutarse, el brujo le responde que, sin ningún documento que lo apoye, su relato no será más que un cuento fantástico. Le dice algo a la mujer, ésta agacha la cabeza y se van. PP no se atreve a seguirlos.

martes, 7 de diciembre de 2010

LA NOVELA DE VIERNES SCARDULLA

“Verdades que de puro hondas
engañan más que mentiras”.

Editorial Ciudad Gótica tiene el agrado de
invitarte a la presentación de la novela

El tesoro de Viernes

De Fabián Vernetti

Presentan:

Abel Pistrito y Sergio Gioacchini

 
Viernes 10 de Diciembre – 20:30 Hs.
S a l a C a s t a l i a
Biblioteca Popular Florentino Ameghino
En el año de su 90°aniversario
Entrada Libre y Gratuita

Basada en un vasto trabajo de investigación histórica sobre Viernes Scardulla y el tesoro del virrey Sobremonte, la novela “El Tesoro de Viernes” persigue con pasión los mismos interrogantes que supieron desvelar al país y que aún permanecían sin respuesta: ¿Qué sucedió realmente? ¿Cuál es la verdad oculta tras el mito y la leyenda?



El 4 de agosto de 1938, en la oficina de Defraudaciones y Estafas de la Policía de Capital Federal, un campesino denuncia al Senado de la Nación por haberle robado el tesoro que había encontrado en las cercanías de la ciudad de Pergamino. La existencia de testigos, la misteriosa muerte de uno de los acusados y la aparición de un antiguo anillo, hizo que la noticia rápidamente agotara las ediciones de los grandes diarios y mantuviera en vilo al país, quién contuvo la respiración esperando el desenlace de la cautivante historia.

Viernes Scardulla y el tesoro del virrey Sobremonte, el Senado de la Nación, el Diario Crítica y su excéntrico director Natalio Botana, la mafia, el asesinato de Bordabehere, el secuestro de Andueza, la Máquina del Movimiento Continuo, el Pibe Cabeza, el Inspector Viancarlos y hasta Pancho Sierra confluyen en una trama de poderosas intrigas que culmina en Venado Tuerto, el lugar donde radica la respuesta a tantos enigmas.

A través de una historia real que supo desnudar las debilidades de un sistema jactante de orden y control, Viernes Scardulla vuelve para reclamar su lugar en la mitología nacional.

El autor:

Fabián Vernetti nació en Venado Tuerto, Santa Fe, en 1963.

En 1981, durante la dictadura, participó de la revista estudiantil Portento y de la fundación de LUZ - Movimiento pro-arte y cultura, que agrupó la actividad artística independiente en la lucha contra la censura y el activismo por los Derechos Humanos.

En 1984 ingresa junto a un grupo de amigos a la Biblioteca Popular Florentino Ameghino (“La Biblio”), y en 1990 fundan la Facultad Libre de Venado Tuerto; ambas experiencias constituyeron un movimiento cultural singular que trascendería los límites de la provincia. Posteriormente fundarían el espacio Babel, el primer Café Literario y salón de exposiciones, que permaneció abierto 13 años.

Fue co-editor de las revistas culturales La Biblio, A partir de cero, y El Galpón, y a partir de 1997 fundador, director adjunto y director del Mensuario de Cultura Lote (lo que nos tocó en suerte), que llego a editar 121 números y fue merecedora de numerosos reconocimientos, entre los que se destacan su inclusión en el catálogo internacional de las mejores 100 revistas de cultura de la historia Argentina y el Premio Julio Cortázar a la Mejor Revista de Cultura Independiente Argentina 2005, otorgado por la Cámara Argentina del Libro.

También fue co-editor y director de la revista de investigación y humor El Entuerto (lo que nos tocó en desgracia).

Desde 2001 es militante político. Actualmente se desempeña como Concejal.

La novela El tesoro de Viernes recibió en el año 2006 el tercer premio en el Certamen Nacional de Literatura de la Municipalidad de San Martín, cuyo jurado estuvo integrado por los escritores María Rosa Lojo, Marta Braier y Agustín Romano.
Biblioteca Popular Florentino Ameghino
Venado Tuerto
Juan B. Justo 42
(03462) 420986

domingo, 5 de diciembre de 2010

VentanAlas - Nueva Muestra de Juliana Orihuela

"Durante años trabajé frente al gran edificio Alas.

Siempre lo contemplaba, pues maravilla su imponente porte.
La mole de cemento.
Un día, durante una manifestación, empecé a descubrir a los 'habitantes' del edificio.
Y una vez que tomé (robé) la primera foto, no pude parar.
Siempre que aparecía una personita, ahí iba mi indiscreta cámara,
a perpetuar esos momentos de movimiento y vida entre tanta quietud gris."

Juliana Orihuela

sábado, 27 de noviembre de 2010

La cultura icónica

por Santiago Ferreyra.



Los libros van a desaparecer, como los dinosaurios, los libros van a desaparecer. El New York Times ya anunció que deja de salir en formato papel. Lo que significa que en un plazo no muy extenso habrá de desaparecer la literatura en papel, lo que quizá salve la vida de algunos árboles. Desde este punto de vista la aparición de Internet es ecológicamente beneficiosa. En fin, lo cierto es que la desaparición del papel en la literatura, lo auguro, es inminente. Quizás exagere, pero no creo que pasen más de diez o veinte años.


Una de las consecuencias de la desaparición de la literatura papel, o más exáctamente, del papel como instrumento escriturario, es la desaparición de la forma de escritura a mano. Uno de los indicios de esto es que hoy, en la Argentina, los niños aprenden primero a escribir con la antiguamente llamada “letra imprenta”, antes que con cursiva. Exáctamente al revés de lo que ocurría hace menos de cincuenta años. Esto se debe a que debemos aprender a reconocer antes que nada la letra de molde porque es el medio por el cual la tecnología se ha venido comunicando en este mismo período, lo que, a su vez, facilita nuestra propia comunicación con la sociedad. Antes, la imposibilidad de contar con medios técnicos adecuados para la comunicación entre los individuos, hacía que estos tuvieran que escribir en letra cursiva y sobre papel. La aparición del teclado dactilográfico y, posteriormente, la proliferación y desarrollo de la computación (hoy quien sea incapaz de usar un teclado es una especie de analfabeto cibernético) han herido de muerte a la escritura manuscrita. A lo sumo, reducida a un grupo de esnobs paquidérmicos que se les ocurra escribir con pluma digital. De hecho, cualquier niño usa el teclado con una velocidad y destreza inconcebibles para nosotros, hijos de las aburridas clases de mecanografía. Es como si los jóvenes pudieran intuir la disposición de las letras sobre el teclado, una especie de conocimiento atávico adquirido por la humanidad a través de tantos años de tediosa práctica. Si a esto le sumamos las nuevas tecnologías, capaces de proyectar en el aire teclados tridimensionales, o los programas que permiten dictarle a las computadoras como si fueran amanuenses (lo que implica además la desaparición del mito de la secretaria sentada en las rodillas del jefe), entonces es probable que hasta la propia escritura tienda a desaparecer, la dactilográfica me refiero. Hoy en día uno puede adquirir en cualquier tienda de electrodomésticos, incluso en una pequeña ciudad perdida en las llanuras pampeanas como ésta, una notebook a la que puede controlar a través de órdenes sonoras. Yo mismo lo he probado en ésta que ahora estoy escribiendo y funciona con aceptable precisión, sospecho que existen programas más sofisticados que éste estándar que viene con la máquina. Por lo que estimo que un plazo más o menos breve, aunque mayor al de la desaparición de la capacidad de manuscribir, habrá de desaparecer también el teclado, salvo, quizá, la necesidad de intimidad para que otros no se enteren de lo que estamos escribiendo.

¿Se habrá llegado así a un narrador puro, absoluto, de ascepcia total? ¿Un escritor al que no lo distraerá ni el rasguido de la pluma contra el papel ni el traqueteo de las teclas al ser golpeadas? Si algo así sucede, podrá estar sólo con su voz, y esto también puede ser terrible. A Nietzsche le parecía deplorable que Goethe dictara sus obras, Ray Bradbury confiesa haberle dictado a su hija por teléfono algunos de sus cuentos, muchos escritores graban sus ideas que luego trasladan al papel, tal vez la poesía esté volviendo a la oralidad.

Que nadie se sorprenda, así como en su momento se dejó escribir sobre arcilla, pronto la escritura sólo se concebirá como dictado a una máquina. Esto que estoy haciendo ahora, y me refiero tanto a escribir con tinta sobre papel cuanto a presionar las teclas de un teclado, dejará de ser necesario.

No se me escapa que pueden responderme que nunca se han publicado tantos libros como hoy día, pero yo creo que es la mejoría antes de la muerte. La Era Gutenberg, como le dio en llamar Vila Matas, se está hundiendo en medio de una desenfrenada orgía de papel impiadosamente arrojado a las llamas de la vanidad humana. Digo, el noventa por ciento de lo que se escribe es pura basura, tanto lo que se escribe en papel como lo que se escribe en internet. Pero ésta última tiene una ventaja, es gratis. La calificación de literatura chatarra incluye especialmente a la mayoría de los autores consagrados, en la misma proporción. En consecuencia, el anacrónico ejercicio de publicar un libro en papel es hoy una impudicia rayana en la perversión.

Esto importa un inevitable cambio en la Literatura, un cambio tan profundo y radical que habrá de tornarla irreconocible. La literatura se habrá convertido en otra cosa. De hecho, uno de los principales diarios de Argentina, La Nación, dedicó uno de sus suplementos culturales a las nuevas formas literarias dentro del límite de los ciento cuarenta caracteres que permite Twitter.

Algo de esta metamorfosis, pero vinculada al plano de los poético, se puede encontrar en el pensamiento de Agustín Fernández Mallo. La irrupción de lo virtual abrió el huevo de la crisálida. Todas las formas en una plenitud democrática de valores, las redes se extienden horizontalmente entre los hombres, un nuevo modo de vincularse poniendo en pie de igualdad a todas las categorías estéticas. Llevar la poesía, o lo poético, a un máximo de referencia, al agotamiento de lo poético en lo poético. Si el mundo para el poeta es una poesía, uno puede tomar cualquier tramo de él que siempre será poesía; podrá tomar lo que sea de cualquier lado que tendrá siempre un profundo valor poético. Ya Marechal anunciaba en Adán Buenosayres que era posible cualquier forma de combinación de palabras, sin que el resultado dejara de tener sentido. ¿Es necesario que recuerde la bibiloteca infinita de Borges? Hoy, en el imperio total del sentido, el la proliferación absoluta del sentido, en el reino de la interpretación, llegamos al éxtasis del goce estético multiplicado hasta la inmanencia total, hasta la conformación ontológica de lo estético.

Se trata, en suma, de un proceso de democratización absoluta de todas las interacciones, la progresiva desaparción total de las relaciones de subordinación, que suponen un orden piramidal de todas las formas, son reemplazadas de las relaciones de “coordinación”. Relaciones establecidas en función de los intereses comunes en un momento dado, en un ámbito de encuentro en el que pone a mano todas las herramientas, la ecualización posible y real de los canales de información. Algo de esto se puede encontrar en el pensamiento de Baricco, bajo cierto tufillo decadentista.

Hoy, una chica o un muchacho de secundaria tiene acceso a una multiplicidad de información, proveniente de distintos actores de la red, mucho más diversa y más directa que los canales tradicionales de información. Del mismo modo sucede en el plano de la literatura, lo que abre un mundo de posibilidades creativas aún inexplorado. Uno puede visitar blogs donde se publican excelentes poesías de autores absolutamente desconocidos, cuyo flujo creativo alcanzó horizontes increíbles sirviéndose de las nuevas formas que permiten la tecnología. Unos más u otros menos, pero todos hemos recibido presentaciones de Power Point, de anónimos autores, en los que se combinan como una nueva forma de manifestación estética, por ejemplo, poemas de Benedetti, imágenes de fondo de paisajes paradisíacos y alguna música new age. Una expresión de arte berreta, es cierto, pero como dijimos antes, también es una porquería la mayoría de lo que se publica por los grandes grupos editoriales. Después de todo no estamos juzgando la calidad de las manifestaciones estéticas.

Otra de las características de estas nuevas formas de arte es la velocidad y facilidad con la que puede transmitirse, una especie de virus estético imparable que se expande en todas las direcciones. Las redes sociales les dan tanto poder democrático a los usuarios y abre tantos campos creativos que regímenes seudodemocráticos, como el de los EE.UU., están dictando leyes que les autorice a espiarlos y controlar las redes. ¡A ver si a la gente se le ocurre querer ser libre en serio!

Pero dejemos la política y volvamos a las letras. Hoy nos damos cuentas de que eso a lo que llamamos Literatura no es un corpus estático, invariable, siempre igual a sí mismo. Se trata de un monstruo ubicuo, cambiante, dinámico, capaz de asumir las más variadas formas, porque, como lo saben bien los chinos, sólo hay mutaciones. Hay algo que convierte a una obra en literaria, aunque no sepamos qué es. En el fondo, no es más que un tema de reconocimiento. Si le dieramos de leer “En la masmédula” a un bardo del siglo XII, seguramente no leería poesía. Ese mismo libro lo reconocemos hoy como una de las experiencias poéticas más profundas a las que llegó el siglo XX. Así tampoco acertamos hoy a darnos cuenta de la magnitud del cambio que se avecina.

La metamorfosis de la poesía, su mutación metafísica, la variación ontológica de lo poético, la cosa en sí de esa expresión estética a la que damos hoy en nombre de poesía está abriendo la crisálida desde adentro, pronto irrumpirá un ser distinto, que de arrastrarse por el fango se elevará con alas multicolores a los cielos. A estas alturas creo innecesario advertir que literatura y poesía son, a los fines que persigo, términos equivalentes.

El cambio no está por comenzar, la metamorfosis ya empezó. La literatura tradicional se debate ya en sus finales estertores, aunque no querramos admitirlo. Está perdiendo cada vez más seguidores. Prueba de ello es que los grandes grupos editoriales, para mantener su negocio vivo publican más y más basura. Así como existe la “comida chatarra”, el “cine pochoclero”, y todos sabemos perféctamente a qué me estoy refiriendo, hay también una “literatura basura”, a la que suele dársele también el nombre de inglés de “best seller”, aunque el concepto que propongo excede con mucho tal categoría. Dentro de la clasificación, arbitraria, por cierto, como toda clasificación que se precie, se encuentran no sólo aquellos libros que se venden mucho (sin olvidar que hay “best sellers”, que son verdaderas obras de arte, como el Quijote, Mafalda o Cien años de soledad), sino la enorme masa de libros publicados por editoriales alternativas, cuyas ediciones son costeadas por los propios autores. Estas pequeñas editoriales, diminutos pornoshops de la literatura que impúdicamente inundan las librerías con libros que jamás nadie va a comprar, sobreviven gracias a estas tiradas desde cien ejemplares, que les cuestan a sus autores un tanto más de los cargos de impresión y armado del libro, con cero trabajo editorial, sin correctores y cuyo único fin es permitirle al autor el onanístico goce de vanagloriarse ante su familia y amigos. Actualmente hay incluso editoriales en la red que ofrecen el sistema impresión a pedido, también llamado POD (print on demand). Esta proliferación del libro hasta el absurdo, no marca una resurrección sino que indica su próxima desaparición.

Y ya que hablamos de muerte, recuerdo que hace un par de años asistí a un debate que organizaba la extinta editorial Interzona en la Boutique del Libro de Palermo, hubo ahí dos posiciones contrapuestas respecto de la supervivencia del libro tradicional. Contra la esceptica posición de Fogwill, Leonora Djament –cuya frágil imagen evoca en mí, ignoro por qué, la figura de Santa Teresa de Jesús– le auguraba un venturoso futuro para el libro papel (y, en consecuencia, para la Literatura). Aunque no lo quise aceptar en ese momento, supe entonces que lo que solemos llamar pomposamente “Literatura”, al menos en la Argentina, es un pesado dinosaurio que se está devorando a sí mismo. Hoy se escribe para un grupo de aduladores, se escribe para ser admirado o comprado, para vanagloriarse frente a otros autistas que no dejan de mirarse el ombligo. Hoy se escribe mucho y se lee poco. La literatura argentina de hoy llega hasta la General Paz, y como siempre, está más atenta a lo que pasa en Barcelona, París o Frankfort, que a lo que sucede en Mendoza o Viedma. Lo cual no deja de ser lógico, puesto que en el interior somos medio analfabetos. “¿Será posible?”, recuerdo que pensé aquella noche, sin imaginar que a Fogwill le quedaban apenas dos años de vida, “¡Esta santa mujer no ha oído aún en su bosque que la Literatura ha muerto!”

Claro que la desaparición del libro papel no es la única responsable de la muerte de la Literatura, también han contribuido con fervor, entre otras circunstancias, la irrupción de los agentes literarios; las multinacionales de la literatura, monstruo bicéfalo: una cabeza de autor de best sellers, otra de grupo editorial; la cultura icónica encarnada por Windows, que es quizá su peor enemigo; el acceso masivo a programas multimedios fáciles de usar para el publico en general y que permiten el desarrollo sencillo de otras formas de expresión estética, etcétera.

Decía que las editoriales publican cada día más porquería, y cada vez dependen más de ferias, presentaciones, escándalo, aparato publicitario, etcétera, es decir, dependen cada vez más de todo ese circo de críticos incapaces y autores mediáticos, que poco y nada tiene que ver con la literatura. Los grandes grupos editoriales están dirigidos por tipos que nada saben de literatura, sino que saben del negocio. Las editoriales menores, que la juegan de contraculturales, under, o, como se les suele mal llamar, independientes, generalmente se solventan con un catálogo de escritores clásicos por los que no hay que pagar derechos de autor, aunque si tienen que hacerlo prefieren causar admiración poniendo la vista en lo que tienen que oblar para traducir alguna obra, preferentemente, del francés. En el plano local, estas pequeñas editoriales se sostienen con los autores que pagan sus propias obras y con un círculo de selectora seguidores, especie inteligentzia cultural convencida de dar la medida de la literatura.

Hace poco más de cien años, Federico Nietzsche anunciaba la transvaloración de todos los valores, a través de un hombre que se colocaba más allá del bien y del mal. La irrupción de la internet y sus derivados viene a confirmar tal predicción. La muerte de la litertura tradicional es apenas un ensayo de lo que viene. Seguramente Pablo Coelho recibe más visitas en su página oficial y es más leido en su blog, que la gente que compra sus libros. Como Coelho, ninguna de las mega estrellas de la literatura, puede prescindir hoy de un web site, blog o algo por el estilo. Hasta los técnicos del fútbol tienen el suyo propio, o un perfil en facebook o twitter.

Esto ha provocado el acortamiento de los textos literarios, por la conjunción de distintos factores: los límites de memoria de las redes sociales; la facilidad para compartir imágenes, audio o películas; la multiplicación de las ofertas de entretenimiento, culturales o estéticas; la velocidad de la vida cotidiana; la aparición de los mensajes de texto en los celulares y del chat, que cambia el tono, el ritmo de las frases y genera cierta necesidad de síntesis.

Pero el golpe final, la puñalada al corazón de la Literatura tracional, está dada por la irrupción de la cultura icónica, cuyo principal representante es, como anticipé, Windows, y su consiguiente cambio en el paradigma de la alfabetización. Hoy no se necesita saber leer y escribir para operar una computadora, y en consecuencia estar conectado al mundo. Un niño de cuatro años, que aún no reconoce las letras, es capaz de operar una computadora. La cultura icónica pronto hará innecesario saber leer.

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